Lewis Thomas, poeta, biólogo y filósofo, a la pregunta "¿Qué mensaje podría llevar la humanidad a otras civilizaciones en el espacio?", contestó: "les enviaría la obra completa de Juan Sebastian Bach, pero eso sería presumir".

Por esta contestación, tan certera como emocionante, nos planteamos hace años hacer un juego sobre Música y extraterrestres. 



Todas nuestras actividades interactivas de discriminación auditiva comienzan por diferenciar sonidos individuales.  Para los niños más pequeños en un principio sólo se comparan dos sonidos.

En el caso del juego de los marcianos, la comparación es entre cuatro sonidos. 

Buscamos utilizar fuentes de sonido de instrumentos musicales y también sonidos sintetizados. El siguiente paso es discriminar sonidos con diferentes timbres, cosa que en un principio les resulta difícil porque muchas veces, cuando la altura del sonido es la misma, no suelen prestar atención al instrumento que los produce, dejando así de tener en cuenta la diferencia tímbrica. 

Poco a poco van avanzando hasta juegos en los que aparecen todos los sonidos de la escala cromática y las diferencias entre sonidos son de semitonos. 

El siguiente paso es la práctica con intervalos musicales y la memorización de patrones melódicos y rítmicos.

Este juego de los marcianos enloquece a los alumnos más pequeños. Están deseando llegar al baile extraterrestre cuando aciertan.  

!Música y movimiento, Lewis!